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sábado, 4 de septiembre de 2010

21 Capitulo

Me desperté a media noche al escuchar gritos de mi madre. Se escucharon tiros de escopeta y baje corriendo.
-¿Quien eres tu? Fuera de mi casa. Chillo mi padre.
-No creo que no- Dijo Pablo en un susurro medio sarcástico. ¿Es que no reconocían a su propio hijo?
Mi madre se había desmallado y estaba tendida en el suelo, frente la entrada del comedor.
- ¿Es que es algún novio tuyo?- Pregunto mi padre furioso cuando me vio en la escalera.
- Claro que no. Es mi hermanastro, vuestro hijo.- Pablo se carcajeo eufóricamente.
-¿Que estas diciendo? La única hija que hemos tenido has sido tu.
-¿Que?- dije confusa. Pero en ese momento encajo todo. En cuanto Pablo me miro y vi sus ojos rojos brillantes, cada pieza estuvo en su lugar.
-Coge a mama y lárgate de a qui.- Le dije a mi padre mientras miraba a Pablo que tenia una sonrisa maléfica de oreja a oreja.-
- No, tú te vienes con nosotros, no te dejare con este tipo.- ¿Por qué se tenían que empezar a preocupar ahora de mí? La verdad no resultaba muy sutil. Si no me hacían caso tendría que utilizar mi magnifico don que en parte odiaba.
-No enserio papa iros ahora iré yo tengo un asunto que atender, es algo personal.
- Muy bien, pero ten cuidado.- Esto era  extraño, mis padres preocupándose. Bueno supongo que en el fondo seguía siendo su hija.
Mi padre cogió a mi madre como en las películas y salieron los dos por la puerta. Nunca había hablado con Lucas a tanta distancia pero tenia que intentarlo. Podía con este tipo perfectamente pero luego no sabría que hacer con el después.
Pablo se acerco a mi con exagerada lentitud, cosa que me puso nerviosa.
-         Bueno princesita, tu te vienes conmigo.- Retrocedí un paso y su sonrisa se ensancho mas, cosa que era casi imposible.
-         Creo que va a ser que no.- Se carcajeo.
-         Cariño tus guardaespaldas se han ido y tu sola no eres lo suficientemente fuerte como para derrotarme.
-         -¿Apostamos?
-         Muy bien. Si yo gano te acuestas conmigo, si ganas tu me pondré de tu lado y te ayudare en todo lo que me pidas. Digamos que serré tu esclavo para el resto de tu vida.
-          Ja, no te pondrías de mi lado ni aunque te ganara 50 veces.
-         Cariño ¿no sabes que los tratos para nosotros los vampiros son sagrados? No los podemos romper aunque lo queramos. Ningún vampiro a logrado romper uno.- Me quede sorprendida, eso nadie me lo había dicho.
-         Vaya por lo que veo nadie te lo ha dicho ¿Eh?
-         No la verdad, pero ya me lo has dicho tu. Estas muy seguro de  ti mismo ¿no Pablo? Bueno si es que te llamas así.
-          Claro que si. Bueno acabemos con esto, tengo ganas de tenerte en mis brazos
-         Te dejare con las ganas.- Esta vez no me aparte cuando se acerco ami. Estábamos uno frente al otro a centímetros el uno de otro. Solo desee vencerle y que no me tocara ni un pelo y en cuanto  fue a cogerme del cuello con intenciones de tirarme al suelo, pero no le di la oportunidad de hacerme nada, le cogí el brazo, se lo retorcí y le tire al suelo. El me miro sorprendido y luego con furia. Fue a levantarse pero de di una descarga. Hice que sintiera dolor en todo su cuerpo con mi mente y se estremecía y se encogía. No me gustaba esto pero era o el o yo y menos aun pensaba acostarme con el.
-         Vale me rindo para por favor. Te lo suplico- Se puso a chillar y pare. Me hizo sentir un  mounstro. Se quedo en el suelo callado y sin moverse. Fui a ayudarlo a levantarse, pero solo se quedo en el suelo arrodillado
-         Me as ganado, ahora soy tu esclavo. Lastima me apetecía ese polvo. – Le di una pequeña patada en el estomago. – Creo que me lo merecía.
-         Si yo también lo creo.
-         ¿Puedo solo un beso? – pidió.
-         No.- De repente la puerta se abrió de golpe y Lucas y Caleb miraron a Pablo. Al parecer el mensaje que le mande a Lucas funciono. Los dos se lanzaron hacia el pero con la velocidad de una bala me interpuse entre ellos.
-         ¿Qué haces? tiene los ojos rojos es del grupo de Corian.-Pregunto Lucas con preocupación.
-         Hicimos un trato y yo gane. Ahora es mi esclavo. Al parecer subestimo mi poder.-Dije mirándole de reojo.
-         No sabia cuales eran tus dones y menos aun que eran tan poderosos. Hubiera sido gran información.
-         Pero como digas algo te corto la cabeza- dijo Caleb.
-         Chicos tenéis que llevároslo, no se puede quedar a qui con mi padres.
-         Muy bien. Te veo mañana.- Dijo Lucas. Vino a darme un corto beso y los tres se fueron. Caleb me dio un beso en la frente antes de marcharse. En cuanto salieron por la puerta yo me puse unos pantalones y una camiseta mas adecuados para salir a la calle y fui a buscar a mis padres, que estaban en el garaje. Lo descubrí gracias a mi olfato que estaba empezando a saber manejarlo.
Mi madre se había despertado y en cuanto me vieron casi que saltaron sobre mí.
-         ¿Cómo estas?- dijo mi madre.

-         ¿Te ha hecho algo?- Pregunto mi padre.

-         No, no estoy bien. Pero ¿A que viene esta preocupación?

-         Eres nuestra hija cariño y abecés no te das cuenta de lo que tienes hasta que estas a punto de perderlo.- Dijo mi madre.

-         Nos hemos comportado fatal estos últimos años, pero al realizar este viaje nos hemos dado cuenta y queremos pedirte perdón y compensarte.

-         Lo sentimos hija- Dijeron los dos a la vez. No me lo podía creer. Los ojos se me inundaron de lágrimas. Mis padres me querían y querían recuperarme. Aunque esto en estos momentos, solo aria mi marcha mas complicada de lo que iba a ser. Nos abrazamos todos juntos  y volvimos a casa. Yo me eche a la cama por que tenia que ir  dentro de unas horas al instituto, pero ellos se quedaron deshaciendo las maletas y haciendo unas cuantas cosas mas que no comprobé por que me quede dormida.

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